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Cada etapa de la vida tiene sus oportunidades de mejora respecto a la justicia social
Durante la infancia y la juventud, se abre una primera oportunidad para pintar nuestro futuro. Puede ser un dibujo colorido si hemos tenido la suerte de nacer en un entorno rico que nos garantice entre otras cosas educación de calidad, pero no siempre es así. De hecho, incluso en nuestra acomodada sociedad tenemos niños y jóvenes inmersos en guetos habitados por personas de diversas procedencias y en riesgo de exclusión social.
La UNESCO está trabajando a favor del derecho a la educación y los Estados se hacen eco de sus principios, pero donde no llega el Estado lo hacen diferentes organizaciones preocupadas por el futuro de esas personas.
Si avanzamos en la línea de la vida, en la etapa de la madurez también tenemos diferentes problemas: por ejemplo, la Fundación La Caixa explica que el porcentaje de ciudadanos por debajo del umbral de riesgo de pobreza es muy superior al de la mayoría de los países de la UE y que el número de hogares sin ingresos es de más de 617.000; EAPN. No solo las empresas se están haciendo eco de esta necesidad de ayudar: los jóvenes están concienciados y ponen en marcha programas creativos, como Los 18 World Tour, una travesía solidaria global centrada en los ODS.
Esto se consigue mediante el apoyo mutuo, que las personas jóvenes tengan oportunidades de definir su futuro en el seno de una organización, y las personas mayores no solo no se sientan excluidas sino que sean una parte importante del éxito de una compañía que trabaja para conseguir buenos resultados en lo económico, social y ambiental.
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